UNA HISTORIA, UNA VIDA.

Era un 10 de octubre; el reloj marcaba las 7:35 de la noche y un diluvio se asomaba por la ventana. La fuerte tormenta mezclada con los dolores de parto de una madre primeriza eran la combinación perfecta entre el sufrimiento y el placer. El anhelo de conocer a su primera hija, que entonces, nos sabían sería la primera de cinco mujeres. Jasmín, (era el nombre de la madre) deseaba fervientemente que le permitieran estar junto a su esposo José Luis; igual de joven e inexperto que ella y que ansioso esperaba el momento que durante nueve meses habían soñado. Cuando por fin sale el médico a confirmar que efectivamente era una niña, el llanto se apoderó del padre que extasiado celebraba el alumbramiento. Decidieron llamarla Michell, un nombre poco común para la época, pero que ambos consideraban apropiado para la criatura.
Rodeada de mucho amor fue creciendo, como el centro de toda la atención de sus padres, sin embargo, pronto llegaría la segunda de las hijas de los Castaño Méndez. Allí, Michell comenzó a reconocer que debía aprender a realizar actividades por sí misma. Mostró a temprana edad que la escuela no representaba un problema para ella, por el contrario, siempre destacaba en lo que hacía; Matemáticas, Inglés o Español, eran de su total agrado, algo que favoreció totalmente a su madre que pronto tendría nuevamente hijas, ciertamente ahora habían nacido por partida doble. 
Con tres hermanas menores que ella, Michell adquirió mayores responsabilidades dentro del hogar, cuidar a sus hermanas, aprender a cocinar, hacer sus tareas, en fin, cada día aumentaban sus obligaciones. 
Nunca fue muy popular entre sus compañeros, al contrario recibía críticas y burlas por su desempeño escolar y su contextura delgada (en extremo para algunos); esto no cambió cuando ingresó a la secundaria. Por el contrarios, las burlas aumentaban cada vez un poco más. Rodeada de pocos amigos siguió enfocada en sus estudios; reconocida entre los docente y claro, por toda la institución debido a la hermosa voz con que había sido dotada. No había evento en el que no fuese tomada en cuenta para participar.
Poco antes de terminar la época de colegio, sus padres tienen una última hija, ¡vaya sorpresa que fue para todos! algo que nadie esperaba; Michell en cambio, encontró en esta hermana la motivación para esforzarse aún más; decidió apoyarla hasta el punto de generar una figura de mentora para ella. 
Logró graduarse con honores de su institución, reconocida por los docentes por su rendimiento a lo largo de su permanencia. Pero no pudo ingresar a la Universidad entonces; sus padres tenía fuertes deudas y ahora sólo podía hacer una cosa: trabajar. Decidida en ayudar comienza a laborar pero en sus interior desea conocer mucho más, sus sueños eran tan grandes que no podía conformarse. Lo que no sabía era que pronto conocería el amor.
Un amigo de hace varios años, la motivó a buscar la forma de poder continuar con sus estudios. Su apoyo fue tan valioso que Michell se sintió segura de que era el momento de retomar la vía profesional; buscando respaldo en diferentes lugares logró conseguir una beca que la acercaría a la universidad. Así es como logra ingresar a la Universidad de Pamplona, inclinada hacia el programa de Licenciatura en Lengua Castellana y Comunicación. Su amigo, quien tiene el nombre de Ronaldo, se convirtió en su incondicional, apoyo en los momentos difíciles y consejero en las decisiones importantes; lo que generó entre ellos un sentimiento más profundo que la amistad, tan profundo que a los 20 años deciden iniciar una relación, tan firme que dos años más tarde deciden formalizarla ante su Dios y ante la sociedad. 
Después de dos años su relación continúa fortaleciéndose, construyendo los fundamentos para toda una vida juntos, y con el anhelo de ser una gran familia; además, ambos continúan alimentando su vida profesional, comparte su amor por la música y desean con gran fervor, ser lo mejor el uno para el otro.

Es así como esta historia no tiene un final, sino un emocionante CONTINUARÁ, y ¿Cómo lo sé? 
Porque la protagonista de esta historia SOY YO.


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